Existen numerosas aplicaciones de materiales compuestos en la industria de la defensa. Estos materiales que utilizan refuerzos como el carbono, el vidrio o las aramidas están siendo aceptados más ampliamente como materiales de reemplazo para productos más tradicionales. Los materiales compuestos son fuertes, ligeros y ofrecen una libertad de diseño que permite la fabricación de casi cualquier forma. Al mismo tiempo, proporcionan propiedades personalizadas controladas y costos de herramientas relativamente bajos. Los usos finales típicos son los radomos, la protección personal, la armadura corporal, las aplicaciones balísticas y las embarcaciones anfibias.